sábado, 11 de octubre de 2014

arena.

A veces se despierta de madrugada y aún escucha las olas,
Esa noche te manchaste la camiseta de agua salada
y la culpa no la tuvo el mar. 
Los dedos de los pies llenos de arena, 
y los dedos de su mano lleno de los tuyos.
Contar sus demonios, a cambio de escuchar tuyos.
Ella cambiaría su verano entero por otra noche como esa.
Esa noche la luna ni salió,
le daría vergüenza después de verte. 
Solo les alumbraban las luces de los pescadores 
y hasta les sobraban para verse. 
Lleva un mes queriendo escribir esta noche
y nunca ha encontrado las palabras adecuadas.
ni siquiera hoy.
Hay momentos que no se pueden escribir
y este, sin duda, es uno de ellos.

Mira que han habido noches durante veinte putos años para que la mejor de su vida
haya sido contigo
allí.

©Alejandra
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