Nos volvimos autótrofos.
Al principio me asusté un poco, pero al cabo de los días me di cuenta de que estabamos en lo cierto. Autótrofos. De esos que no necesitan comer.
Realmente no sé si nos volvimos autótrofos; la cosa es que no necesitabamos nada. Ni siquiera teníamos sed, ni hambre, ni sueño.
Ni siquiera echábamos de menos al sol cuando echábamos las persianas o era de noche.
Ya nos teníamos a nosotros.
Ni siquiera echábamos de menos al sol cuando echábamos las persianas o era de noche.
Ya nos teníamos a nosotros.
©Alejandra
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