No se puede abrir,
Y nos saltamos el balcón a las 5 de la mañana,
Con cinco copas de ron encima.
De pronto me siento hielo
Y acabamos en un césped,
Frente la comisaría de la policía.
La cosa es que mientras la hora de la siesta es para dormir,
Vamos a la playa a despertarnos
Y nos besamos como sino pudiéramos parar de querernos.
Ojalá el tiempo fuera cíclico.
Lo mejor fue
El bufet por la mañana.
El bufet por la mañana.
El bufet por la tarde,
Y el postre de la cena en esa habitación aún con la puerta cerrada.
Como si no quisiéramos salir:
nadie nos espera fuera,
Y eso es lo mejor de todo.
Le cogemos cariño a eso de saltarnos el balcón,
Al ron por la noche,
A querernos,
A dormir juntos,
A comer juntos y comernos.
Mi teléfono lleva dos semanas apagado
Y por primera vez, ni me doy cuenta.
Descubrimos restaurantes escondidos,
Vamos a ver pisos como si nos fuéramos a quedar allí,
Y me pides quedarnos.
Pero de pronto aviones.
Pero de pronto aviones.
Hubiera dejado de sonreír,
Pero.
"Ese viaje no cambió mi vida"
Esa vida cambió mi viaje.
©Alejandra
Don't Copy
Que preciosidad. Cuando una vida se cambia, ni aviones de ida ni de vuelta pueden hacerlo retroceder.
ResponderEliminarCuánta simplicidad y belleza veo en tus palabras.
ResponderEliminar(hummm, tu última frase me ha hecho pensar...)
besos con sonrisas
Muchísimas gracias a las dos!!
ResponderEliminarEs lo que tienen los viajes, de una manera u otra te cambian la vida
un beso fuerte!