martes, 26 de junio de 2012

Todos equivocados

Hay quién piensa que lo que se siente se puede escribir. Se equivocan.
En cualquier caso lo intentan, sí. Pero es imposible. Se puede escribir lo que vistes, lo que imagininas, lo que tocas o incluso como olía él el día que apareció en tu puerta a las ocho de la mañana. Aunque quizás eso último, lo del olor, sea lo más complicado.
Yo, a veces, escribo sobre ti y ni siquiera yo lo sé. 
La gente debería empezar a escribir sobre cosas. Sobre lo que  ve, lo que imagina, lo que toca o lo que huele. Y así, al releerlo, volver a sentir eso que no se podía escribir.
La cosa es que hoy me he dado cuenta de que escribo mucho (quizás demasiado) sobre ti. O sobre tu chaqueta, tus paseos en moto, tu cama, tus besos, o como olías el día que apareciste en mi puerta a las ocho de la mañana listo para desayunar, y desayunarnos.
Es incluso gracioso. Da igual lo que escriba, siempre hay algo de ti, aunque sea una coma.
En cualquier caso, la pared de mi habitación echa de menos tus manos. Y mi almohada que pienses sobre mí sobre ella. Y sin embargo intento escribir lo que siento, o el amor, y es imposible escribir algo que no se puede definir. 
Pero aunque el amor no se pueda escribir, escribir sobre amor sí,  y a eso nos dedicamos.  
La magia de escribir está en todos lados. Y así puedo hacer creer que escribiendo en primera persona hablo sobre mí. Y no. Que estoy enamorada, y que no lo esté en absoluto. Que él existe y que apareció un día a las ocho de la mañana, y  que todo sea mentira. O quizás no.  En cualquier caso creed todo lo que escribo, o lo que escriben, porque si hace sentir algo dentro de ti cuando lo lees, es real. 
Inventaos una musa, y escribid sobre ella. O mejor, encontradla y enamoraos de esta, que como la inventéis y un día se haga real no vais a saber qué hacer.
"El amor es cuestión de elementos químicos"- Dice  Punset. Y todavía hay quién le da la razón. Encontrad una ecuación sobre eso, y me la pasáis para que así ya podamos escribir amor y ya solo nos quede aprender a escribir lo de cómo nos sentimos.
Lo siento pero es imposible y es mejor así. Las palabras se rinden a esto. Y eso sí que es magia.
También los grandes se equivocan.

©Alejandra
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sábado, 9 de junio de 2012

Corbatas.

Me despierto.
Aún no se ha ido y mi almohada grita a voces sordas que vuelva. 
Son las nueve de la mañana aunque mi cansancio juraría que ni siquiera son las cinco. 
Él está sentado en la cama y se está poniendo la corbata. Está de espaldas a mí, y ni siquiera creo que sepa que estoy despierta. 
Por un momento dudo si levantarme y abrazarle, y pedirle que no se vaya. 
Pero me quedo en la cama, con la esperanza de que él sea el que se gire, sonría y volvamos con los besos. 
Y entonces se gira y sonríe. Y me sonríe. Y ya no creo que merezca la pena seguir escribiendo. 
Tanto amor no cabría aquí.

©Alejandra
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