jueves, 30 de septiembre de 2010

Escribámonos te quieros, hasta prontos y sonrisas.


Escribámonos hasta los besos.
©Alejandra

domingo, 26 de septiembre de 2010

Ella me levanta.


"Vosotros os metéis en vuestra burbuja. Y es vuestra. V u e s t r a. Tiene vuestros nombres, vuestras iniciales con champú invisible en ella. Y nadie, te repito y reiteron, NADIE, tiene derecho a entrar, ni siquiera a llamar a la puerta, porque no hay. Allí solo tenéis derecho a estar vosotros. Y se acabó. Nadie tiene derecho a opinar, ni siquiera pensar. Es que ni que os influya. No tolero que las opiniones de la gente te haga daño. Porque son eso, gente. Cuando digo gente me refiero a personas que piensan al unísono, rápido y equivocadamente. Que ELLOS aprendan a ser feliz viéndoos o si no, que se busquen algo para serlo. Pero ajeno totalmente a ti y a vosotros. Dos personas se quieren y siempre SIEMPRE habrá alguien que no le parezca bien, que no quiera que estén juntos. Que critique esto o lo otro. ¿PERO SABES QUÉ ALE? Si algo he aprendido de todo lo que he visto, he presenciado en todas las personas queriéndose, la vuestra es una, por no decir la que más pura. Es la más bella. Es la que no hace falta decir Te quiero ahora, ni después. No por nada, porque hasta los silencios lo dicen. Está escrito en el aire, Ale. Y yo lo veo. Y quien no lo vea está ciego o los celos le ciegan."

Claudia, gracias. Mil gracias. Ya sabes todo lo demás.
Te quiero infinito.
©Alejandra.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Hoy.


Hoy me hubiera gustado que hubiese sido de otro modo. Contigo, por ejemplo.

viernes, 17 de septiembre de 2010

¿Quieres otro recuerdo?


Tengo miles. Desde los más tontos, a los más grandes. Desde el primer diente que se me cayó, a mi primer beso. Desde que me regalaron aquel reloj, hasta que me regalaron aquellas zapatillas. Desde cuando mi abuela me enseñó a hacer el flan que tanto me gusta, hasta cuando mi padre se rompió la pierna jugando al baloncesto. Y ahí solo tenía cuatro años.
También la vez que te conocí, y la que me pediste que te abrazará. Las veces.. diría yo. Pero todas las guardo, ¿sabes?
Las llevo guardando siempre en una caja. Y de vez en cuando, cuando me siento vacía, triste, la abro. Y me dejo llevar por eso. Por los recuerdos. Bonitos, crueles y sobre todo, recordados.
Todos deberían hacerlo de vez en cuando. Solo que hay un riesgo. Un riesgo que puede o no puede merecer la pena correr.
©Alejandra.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Felicidad


Una gota de agua de algún aire acondicionado cae sobre su hombro mientras corre hacia su casa. Tiene una sonrisa de esas que se contagian, esas de felicidad. Y va corriendo al ritmo de esa canción que tanto le gusta. De un lado para otro, mientras la tararea. Ahora cierra los ojos, deja la maleta en el suelo, y empieza a dar vueltas. Rodeada de alegría, de carcajadas. Y saluda a todo el mundo que se encuentra a su paso. No puede parar de sonreír, aún no. Es de esos momentos que por más que quieras no puedes... porque eres feliz, aunque sabes que son de esos brotes que no duran mucho. Y se da cuenta de que la felicidad está detrás de todas esas pequeñas cosas. Y espera que esta vez dure más que un simple brote.
©Alejandra.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Te quiero.


Y será lo primero que te diga cuando te vea. Si quieres te lo grito desde la ventana de mi habitación, tan fuerte que algún vecino se asome. Si quieres te lo digo bajito, al oido, cuando estemos todos juntos un viernes por la noche, o después de que me vengas a recoger. Sino te lo escribo, te lo canto o te lo pinto en todas las hojas de una libreta; o detrás de una foto. Sino te lo digo en un mensaje de correo electrónico, o por uno de móvil; o por mensajes de humo. Sino te lo mando por una botella, al mar. O te lo escribo grande en la pared de tu calle. O, si prefieres, en la suela de tus zapatos.


©Alejandra

martes, 7 de septiembre de 2010

La suya es una historia preciosa.


Vale, sí. A veces se les quitan las ganas de todo. De echarlo todo a perder. Y, bueno, también se pelean. Discuten el 99% de su tiempo. Pero cuando están juntos, lo demás no importa. Parecen que encajan, que están hechos el uno para el otro. Que sus diferencias son así para poder enseñárselas al otro. Que cuando se abrazan, o se ríen juntos, la envidia corre por todo los sitios. Y vale sí, que quizás no sea para siempre, pero ¿y qué? Son felices, con sus virtudes, sus defectos, con sus discusiones y sus sonrisas.
La suya es una historia preciosa. Y si hay algo de lo que le falta a este mundo, es precisamente eso.
©Alejandra.

viernes, 3 de septiembre de 2010


La arena está fría.
Es de noche y mientras los demás se acercan a coger algo para comer, yo prefiero acercarme al agua. Esta sí que está más caliente. Me siento en la orilla y oigo como rompen las olas en las rocas, no muy lejos. Felicidad condensada en momentos. En segundos. Miro hacia atrás y veo que aún les queda un largo rato de cola. Siento como la marea esta subiendo y poco a poco me roza la punta de los pies. Dejo a un lado las sandalias que tengo en la mano y me tiro al agua. Me lanzo. Me siento mojada, fría y feliz. Sostengo las ganas de reir antes de que se den cuenta.
Y sin apenas han pasado unos minutos cuando allí estabamos todos. Dentro del agua. Vestidos, jóvenes y mojados. Salpicándonos de agua y compartiendo las ganas de disfrutar. Y entre carcajadas, bromas y felicidad sentimos que se nos acaba el verano. Nuestro verano.
©Alejandra.