martes, 27 de diciembre de 2011

Hoy no voy a hablar de amor, amor


No quiero escribir otra historia de amor. Porque el amor no se escribe y yo lo hago todo el tiempo.
Una vez me tatué tu nombre en mi hombro, y otra vez me desperté y se había resbalado hasta la planta de mi pie. De tanto pisarlo se ha desgastado.
El amor no se escribe, de verdad, se siente. Yo solo escribo lo que se siente, e intento que al leerlo se sienta el amor que yo sentí al escribir.
Y creer en el amor que escribo, porque aunque yo lo inventara, era real.
Aún así estoy cansada de escribir sobre al amor, y otra vez lo estoy haciendo.
Y es jodido porque cada vez que escribo sobre él, tu nombre vuelve a subir, hasta mi mano, recorriendo mi cuerpo como un escalofrío,
como tú hacías.
Pero qué digo. Tráeme una buena copa hasta arriba de hielo, que esta noche escribo lo que más me gusta.
Pero que quede claro que yo no escribo sobre el amor.
Escribo amor.

©Alejandra
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sábado, 24 de diciembre de 2011

Ella siempre hace café para dos, y desayuna sola.


Abre los ojos y es de día. Bien, por fin es navidad. Son las diez, y cree que ya es hora de levantarse. Va a la cocina y enciende la cafetera. Ella siempre hace café para dos, y desayuna sola.
Mientras pone el aire acondicionado para que se vaya calentando la casa, sale a la puerta para a ver si hay alguna felicitación de navidad en el buzón.
Pero no, nada. Ni siquiera una carta diciendo cuánto se ha gastado este mes o qué precio tiene el champán en el supermercado. Nada, el buzón está vacío.
Cuando va a entrar otra vez en casa(porque hace frío y quiere ya su café) ve que hay un post-it en la puerta. "Feliz navidad mi amor"
Y sonríe. Porque es navidad. Porque alguien le ha dicho "mi amor". Y porque el café ya está listo.



©Alejandra
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martes, 20 de diciembre de 2011

Duran poco las faldas a lo loco.


- Te echo de menos- Le dijo mirándole a los ojos.
Y a pesar del ruido que hacían los de al lado, de la música tan fuerte, de las luces que parpadeaban y los recuerdos malos que solo hacían estorbar, no podía escuchar nada más.
Y volvió a recordarlo, "te echo de menos", y rió. Rió como la primera vez y la segunda. Se empezó a reír y recordó como sus ojos le pedían que le creyese. Pensó en todo lo que pasaba y todo lo que había hecho. Pero es verdad, duran poco las faldas a lo loco. Cabrón, eso no llena.
Y ahora no sabía que hacer, así que opto solo por decirle cuatro palabras, las cuatro palabras que cambiaron todo.
+ Dime que me quieres.
Y él se lo dijo.

©Alejandra
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Este texto lo escribí ya hace días en mi fotolog (http://www.fotolog.com/every_smile), pero creo que no es tarde para ponerlo aquí. Gracias por leerme.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Llevaba reloj.

Todas las mañanas se cruza con la misma sonrisa. Con el mismo hombre. A la misma hora. Al principio creía que era cosa del azar, eso de que le viera dos días o tres días seguidos. Pero ya van dos meses.
Él sabe quién es. Y ella sabe quién es él.
Él siempre tiene el móvil en las manos haciendo qué sabe quién. Quizás está buscando una canción que le recuerde la fiesta del sábado por la noche, para alegrarse el día. Quizás (y le consuela que sea esta la opción) esté poniendo la radio, para escuchar canciones y alguna que otra noticia entrecortada que le haga volver a la realidad de la que se evade con las canciones. O quizás le esté mandando un mensaje a su novia, si tiene, con un "Buenos días amor, t he preparado el desayuno, está en el salón. q aproveche!".
El caso es que siempre lleva el móvil en las manos.
Últimamente con guantes.
Hoy, por primera vez en dos meses, no llevaba el teléfono y se han cruzados casi sin mirar. De pronto ella ha escuchado que paraba de andar y se ha girado para ver qué hacía.
"Perdona, ¿Tienes hora?"- Y le ha sonreído mirándole a ella.
Pero en su mano izquierda, él llevaba reloj.

©Alejandra
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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Espacio

"Necesito espacio" Le dice ella abrazada a él, sin a penas mirarle a los ojos. Quizás en otro contexto hubiera significado que necesita irse lejos, al espacio, y disfrutar de las estrellas con los ojos cerrados. O abiertos, y con él de la mano.
Pero no. en este contexto ese espacio significa aire. Sitio sin ocupar entre ellos dos. Algo menos de lo que tenían hasta entonces.
Pero el espacio lo único que haría es alejarles más. Ella pidió espacio, y lo que no sabía es que en el amor sobra todo menos eso. Después se quedó sola.
"¿Más todavía?" Le respondió.
Ella contaba el espacio con centímetros.
Él con besos que se quedarían sin dar.

©Alejandra
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