lunes, 28 de enero de 2013

Mi calendario cuenta los días como días para.

Nudos.
En la garganta o en el estómago.
Pero de eso ya hay mucho escrito, ¿verdad?
Hoy vengo a escribir de otro tipo de nudos.
Estos no hacen (tanto) daño.
Y por la noche, antes de dormir (y apagar ese móvil que no hace nada más que recordarnos en qué día vivimos) aparecen y nos arrancan más de una sonrisa.
Estos nudos son los fabricantes de 'soñar con', y no cobran el IVA.
Si alguna vez os despiertan con un beso sabréis a qué me refiero.
La verdad es que yo no hace mucho que sé de su existencia, pero la verdad es que alegran vidas.
Hace un momento he ido a beber un vaso de agua y he vuelto a sentir el nudo. He sonreído. 
Y es que hay miradas que se cruzan,
y otras que se anudan.

©Alejandra
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jueves, 10 de enero de 2013

Buenas noches

Noviembre de hace 11 años.
Papá llegaba tarde.
Estaban todos dormidos.
Antes de quitarse la ropa (ni siquiera el abrigo) abría despacio la puerta de la habitación de ella y le daba un beso.
Por la mañana siempre le decía:
"Ayer cuando llegué, te besé y volviste a decir "espera, quédate un ratito", y te dormiste de nuevo". 
Y ella siempre le abrazaba.

Hace 13 días, 13 horas, 48 minutos.
Hacía mucho tiempo que no se acordaban ninguno de los dos de todo eso.
Pero hace poco ella se despertó temprano ya que el sol se colaba desde el pasillo y se levantó a cerrar la puerta. Estaba bostezando, intentando no hacer ningún ruido para no despertar a nadie cuando escuchó:
"Ayer por la noche, cuando te quedaste dormida, te di un beso y me dijiste que me esperase, que me quedara un ratito"
Y, por supuesto, también le abrazó.
Y se quedaron un ratito que todavía dura.

©Alejandra
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miércoles, 2 de enero de 2013

Dos urnas. Uno de enero.

Otro uno de enero más para la lista y seguimos con lo mismo. 
Promesas.
Ayer hice dos urnas y propuse meter papeles anónimos en cada una. Os explico.
En la primera las famosas promesas: "Prometo trabajar más", "ser más responsable", "prometo ponerme en serio a estudiar", "prometo terminar el proyecto en el que llevo años", "prometo ir más a verte", "prometo confiar más en mí", "prometo demostrar más", "ayudar más a mis padres"  y así decenas de papelitos, muchos repetidos.
Y me di cuenta de que cada uno de enero hacemos promesas que ya nos propusimos una vez y hemos roto.
Desde hace años (dieciocho para ser exactos) no prometo nada. Ni porque sea uno de enero.
Ya tuve una mala experiencia en 2012, que quise prometer algo. Prometí en forma de trato.
Y cada noche, como cada promesa, se transforma en astilla y se mete en la yema de mis dedos, haciendo daño. No sé, creo que sería igual sin delante el "prometo".
Aún así, ayer, empecé a sacar papeles y a escribirlos en folios. Al principio eran diferentes; pero, al final, al lado de cada uno había un número que decía cuántas veces se ha repetido en la urna la misma promesa. 
Hubo una que no se repitió, ni una vez. 
"Prometo no hacer más promesas" en boli azul y la esquina del papel rota. 
Posiblemente esa persona odie prometer,
porque sepa que sí que sabe cumplir promesas, que después nadie cumple.
Nadie. Ni siquiera quien hace un trato en medio de un beso.
Y bueno, lo de la segunda urna es otra historia que pronto escribiré. 
Y esto sí que lo prometo.

©Alejandra
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