Hay otra clase de personas que aunque no los digan, tienen buenos días. Estos son los que se despiertan con un beso en el hombro, los que les llevan el desayuno en la cama o tienen buenas noticias los lunes por la mañana. Y aunque no los den, sus días sí son buenos.
Pero, por último, también hay otro grupo; quizás el más importante. Y es que tras casi dieciocho años de vida puedo jurar que he conocido a muy poquísimas personas en este grupo, entre ellas a él. Estas son las personas que fabrican buenos días para los demás. Y esto es mucho más difícil que tenerlos.
©Alejandra
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