jueves, 3 de octubre de 2013

Laberintos.

Ya me había lavado los dientes, puesto el pijama y me disponía a dormir. Pero cuando me he tumbado en la cama me he dado cuenta de algo.
El amor es un laberinto. 
Solo los que hayan vivido alguna vez amor lo entenderán.
Entras al laberinto una vez ilusionado, esperando encontrar la salida pronto y pasarlo bien. 
Al fin y al cabo es un juego, y a quién no le gusta apostar para ganar.
Pero giras y te encuentras con una pared. Y otra. Y otra.
Y de pronto no encuentras la salida ni tampoco la entrada.
Empieza a llover y no sabes salir. Y te agobias.
La cosa es que la gente cree que corriendo va a encontrar antes la salida, pero no.
La gente cree que gritando les van a sacar antes de ahí, pero no.
Por correr la salida no llega antes, ni las paredes desaparecen. 
Desde dentro escuchas las risas de los que han salido de la mano. Y tú quieres.
Y por querer, yo hoy no quiero salir.
Esta noche me quedo a vivir aquí contigo.

©Alejandra
Don't Copy