domingo, 23 de mayo de 2010

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Llevabas una camiseta roja.

Jamás pensé que el rojo combinase tan bien con el azul de tus ojos. Llevabas vaqueros y converses. Vestías tu mejor sonrisa. Era viernes y pediste cena para cuatro. Andabamos por la calle y me cogiste de la mano. Me diste tantos abrazos como coches había aparcados allí. Me dices que me quieres pero no soy lo suficientemente valiente para dejarme querer. Aún no.

Tus labios son del color más bonito que jamás me he podido imaginar. Mis manos parecen solo querer buscar las tuyas. Tus pies andan detrás de los mios. Cierro los ojos y me besas en la cara. Te sientas al lado mía y pasas tu brazo sobre mis hombros. Comemos juntos. Y cuando menos nos lo esperamos, en medio de una calle, bajo el silencio, sonreimos. Y me abrazas. Y no quiero nada más. No lo necesito.

El chico de la camiseta roja.

©Alejandra.



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