
De pronto alguien se tiró encima y se empezaron a reír. Sabían que no podían estar juntos, que nadie les podía ver, pero eran felices. Así, con su secreto.
Se bañaron en el mar y cuando salieron comieron chocolate. De pronto, ella se tumbó y sonrió mirando las estrellas. Él se sentó a su lado y le preguntó en qué pensaba.
- En ti. En mí. En todos. En que esta noche ha sido fantástica y me da rabia que solo sea eso, esta noche. Después volverás y seguirás fingiendo que le quieres a ella, y bah. Esto es una gilipollez. Nos estamos equivocando- Dijo ella sin despegar la vista de las estrellas, sin mirarle.
+ Soy feliz contigo.
- ¿Y con ella? No te entiendo, de verdad, no podría ser como tú- Y se levantó. Apagó todas las velas y empezó a guardarlas en su mochila.
+ ¿Estás enfadada? Siempre has sabido lo que suponía que quedáramos hoy- Dijo con voz de enfado, pero triste.
- Ya, sabía que no podía enamorarme- Siguió recogiendo.
+ Y yo lo he hecho.
Entonces ella se quedó callada, delante de él, con los ojos encharcados en lágrimas, pero que gracias a la oscuridad de la noche no se podía apreciar. Rió.
Él se acercó y le dijo:
+ Perdóname si esto te está haciendo daño, si quieres no nos vemos en un tiempo y.. no sé.
Y entonces, justo entonces, ella le besó, sonrió, asintió, y se fue.
©Alejandra
Don't Copy
Tan bonito como siempre :)
ResponderEliminarMil gracias Anna :)
ResponderEliminarun abrazo!
Básicamente mi historia :(
ResponderEliminarOh bueno, espero que acabara bien Judith :)
ResponderEliminar