
Esa noche el metro estuvo callado durante todo el trayecto. Solo se escuchaban de lejos los sollozos de aquella chica. Silencio. Se cae una moneda y retumba en los oídos de cada uno de los pasajeros.
De pronto miedo. Ya no lleva las uñas pintadas, ni el pelo largo, ni rímel en los ojos.
©Alejandra
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