jueves, 2 de junio de 2011

Dile a esa boca que me deje de mirar


Te quiero hasta en la sopa. Tengo prisa, y no me importa.
Me abrocho el cinturón procurando no arrugar demasiado la blusa que va por dentro. Hace tiempo que no me pongo camisas con jueves por la tarde, y se me olvidó qué era eso.
Me falta echarme un poco de rimel, y ponerme los zapatos. Tengo prisa, y sin embargo no puedo para de escribir.
Hoy es el día menos pensado, en el que deberías hacer algo, y, en serio, que ibas a hacerlo, pero hay algo que no te deja. No es nada malo, al revés, es estupendo, te sientes feliz. Es como cuando quieres pintarte las uñas y no tienes tiempo. Llevas días diciendo: "Hoy me las pinto" pero no tienes tiempo. Eso no es malo, y la razón que no te deje será mejor, seguro.
Imaginaos por un momento que yo tengo la mejor razón por la que no pintarme las uñas, por la que tener prisa (y que no me importe, claro está), que vista una blusa este jueves de junio. Que haga que esté escribiendo en dos minutos lo que no puedo con los estudios, esa razón que hace que esté sonriendo como una completa gilipollas mientras intento de hacer con el caos que tengo en mi cabeza algo.
Pues bien, imaginaos que esa razón tiene nombres y apellidos. Y que son los suyos.

©Alejandra
Don't copy.

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