domingo, 2 de octubre de 2011

#5. Secretos

Fue como un día de lluvia sin paraguas. Como tu CD favorito rayado. Como una película de amor que ves sola. Como tener sed y no que no quede agua.
Esta vez era él quién caminó durante cinco minutos sin rumbo. Y pensó. Hacía tiempo que no pensaba en lo que estaba haciendo, y ya era hora. Pensó en él, en ellas, y también en "ella", en la única chica que había conseguido querer, pero que dejó por las demás.
Ella estaba en el sofá de su casa con sus amigos viendo una película y riendo a carcajadas. Ya se olvidó de él, por fin. Hacía tiempo que no era así de feliz.
Él siguió caminando y cuando pasó por debajo de la casa de ella se dio cuenta de como habían cambiado las cosas. A penas seis meses antes estaba allí, donde ahora se ve la luz encendida y se escuchan risas.
Recuerda las películas los domingos en su sofá, los viernes de fiesta, y los sábados por la mañana en su cama. Ahora que tiene a tantas, no las quiere. Le echa de menos, y le jode que sea así. Nunca se arrepiente de una decisión que toma, pero esta vez sabe que se equivocó. La echa demasiado de menos. Y le da rabia.
Se sienta en aquel banco que ha sido espectador de sus manos tantas veces. Ahora solo le queda taparse la cara, solo. Y llora. Llora como un niño de cinco años castigado sin recreo.
Quiere parar de llorar y de echarla de menos, pero no puede.
Se detiene frente a su portal, y mira el número de su puerta. Se piensa si llamar más de una vez, pero al fina marca su casa.
"Te echo de menos. Sé que has cogido el porterillo y que estás escuchándome, te conozco demasiado bien. Perdóname, por favor. sé que me equivoqué y me arrepiento como un loco. Prometo quererte toda mi vida si me dejas hacerlo"
Pero ella decide no responder, y cuelga. Se le saltan las lágrimas, pero ella es fuerte. Ahora sí.
"¿Quién era?"- Dice uno de ellos sin despegar la vista del televisor.
"Se han equivocado" - Y anda hasta el cuarto de baño, cerrando la puerta tras ella.
Y ahora es ella quien llora; llora al igual que él llora en su portal.
Saben que ahí acaba todo de verdad, que aunque acabó hace seis meses ahora ya no hay vuelta atrás. Ahora no son dos.
Ella se seca las lágrimas en su jersey y sale sonriendo. Le da un beso en los labios al chico de rojo y le dice que le quiere.
Mientras, él se seca las lágrimas no más de veinte metros más lejos, dándose cuenta de que es un capullo. Y de que ella no está. Que no va a estar nunca más. Ya no.

©Alejandra
Don't Copy

4 comentarios:

  1. Que pedazo de historia, cada vez te superas más!

    ResponderEliminar
  2. Es realmente conmovedora de verdad. Tienes un gran talento. ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
  3. ¡Mil gracias!
    de verdad, no sabéis lo que me alegra que a la gente les guste lo que escribo:)
    un besín enorme

    ResponderEliminar