lunes, 29 de noviembre de 2010

Lejos de la puerta, en una mesa para dos.


+ Buenos días. ¿Desea algo?
- Sí, bueno, supongo que lo único que quiero es que él entre por la puerta de esta cafetería y pida café para los dos y nos quedemos hablando los dos durante… qué se yo. Al menos el tiempo que usted tarde en traernos el azúcar. Pero tranquilo, le pediré algo más para no tener que irnos de aquí.
+ Se está a gusto aquí, sí que es verdad. Es invierno y aquí se está calentito. Pero bueno, seguro que aparece. ¿Quiere algo mientras espera?
-Bueno, un café.
+ ¿Solo?
- Sí. En cualquier caso, sí, sola. Él todavía ni siquiera se le habrá ocurrido la idea de venir.


©Alejandra

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