jueves, 24 de febrero de 2011

No era lógico. Era amor.


Se pone los pendientes corriendo, no le queda tiempo. No se pinta, ni siquiera le da tiempo a peinarse. Baja las escaleras de dos en dos, y se abrocha la chaqueta mientras lo hace. Se le ha olvidado coger las llaves y el móvil casi no tiene batería. No lleva la cámara de fotos porque la perdió, y sabe de sobras que esta noche se acostará tarde. No lleva las uñas pintada, y no tener tiempo para hacerlo le gusta. Se ríe y no se preocupa por el examen del lunes.
Y quizás todo esto no le estaría pasando si hubiera sido cuatro meses antes. Porque hace cuatro meses ella seguía siendo una chica muy lista y responsable.
Pero entonces se enamoró.

©Alejandra

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