martes, 25 de enero de 2011

Después de comer contigo, quiero que nos comamos

Llevo esperando toda la noche a que vengas. Se me ha enfriado la cena, y el postre para dos está gritando a voces sordas que te manches la cara con él. Que manchases la mía después.
Después de esperarte tanto tiempo, ya no tengo ganas de comer, y me he acostado. Pero no estoy dormida, tranquilo.
Llevo 3093 ovejas contadas y parecen que no quieren salir de mi cabeza. Solo saben hacer ruido y no me dejan dormir esta fría noche de finales de enero, tan tarde. O tan temprano.
Estamos esperando a que vengas. Las ovejas, el postre, la cena, mis ganas, el suelo, el sofá, la película, las palomitas, las risas, y yo.
Pero si quieres venir, pero crees que es muy tarde... ven, no me importa la hora. Las ovejas ya se habrán ido, el postre seguirá esperando, la cena la calentamos, y bueno, y si yo estoy dormida, despiértame, no creo que me importe.

©Alejandra.

5 comentarios:

  1. Esperar es como soñar despierto. No sé dónde he leído eso, quizás aquí mismo. En cualquier caso, esperar es horrible. Porque la mayoría de las veces nunca llega lo que esperas. Y eso es peor incluso que haber esperado.

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  2. Y qué razón Carmen. Quien espera, desespera.
    Gracias por tu comentario♥

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