jueves, 11 de agosto de 2011

Aquel fin de semana que duró 124 días.

Todo empezó una mañana de mayo. Hacía frió, pero no era una fría mañana. Resulta que una chica iba andando rápido por una acera, llegaba tarde.
Por la acera de enfrente había un chico en bicicleta que le miraba.
- ¿Tienes prisa? - Le gritó desde el otro lado de la calle.
+ Síííí, tengo que llegar antes de las nueve o no me aceptarán el proyecto.- Guitó, esta vez ella, sin dejar de andar.
- Espera.
Entonces ella se paró, sonriendo. Él se cambió de acera y le sentó en su manillar. Estuvieron todo el camino hablando de cómo se llamaban, si trabajan o estudiaban, que si los lunes eran una mierda, que si estaban deseando que fuera fin de semana... y quedaron en verse esa noche.
Deberíais saber que desde ese día, él convirtió todos sus días en fin de semana.

©Alejandra
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